Una pasión que traspasa fronteras.

miércoles, 13 de octubre de 2010

RAYISTAS POR EL MUNDO: WEMBLEY

Hacía mucho tiempo que el Rayo Vallecano no tenía en sus filas ningún internacional absoluto. Los últimos fueron Luis Cembranos, quien jugó con España en 2000, el bosnio Elvir Baljic, aunque en el Rayo sólo estuvo meses, y el también bosnio Elvir Bolic que defendió la camiseta de su país durante las tres temporadas (entre 2000 y 2003) que estuvo en Vallecas. Desde entonces ninguno más… hasta ayer.

Wembley, 73.451 espectadores, minuto 74 de juego, empate a cero entre la Inglaterra de Fabio Capello y la Montenegro de Zlatko Kranjcar. Es entonces cuando el juego se para, y el conjunto de Europa del Este realiza un cambio. Se marcha Djalovic y entra al terreno de juego Andrija Delibasic.

Momento mágico para el rayismo. Ahí estaba el número 25 del Rayo Vallecano: Andrija Delibasic, ese futbolista que cada fin de semana juega en el Teresa Rivero con la camiseta franjirroja y que ayer lo hacía con la de su selección en un estadio tan emblemático como Wembley.

Ídolo de la afición herculana, fue pieza clave en el ascenso a Primera del Hércules el año pasado, que llegó a Vallecas totalmente gratis tras no renovar con los alicantinos (extraño cuanto menos) y que esta temporada está luchando con David Aganzo para ser la referencia ofensiva del conjunto de la Albufera. De momento el madrileño le gana la partida.

Pero ahí estaba anoche, intentando romper una línea defensiva formada por Glenn Johnson, Río Ferdinand, Joleon Lescott, Ashley Cole y Joe Hart en portería. Aunque no lo consiguió en el cuarto de hora que jugó, contribuyó a que su equipo lograse un magnífico empate a cero en un estadio como Wembley y ante un equipo tan complicado como el inglés, y con ello sumar un punto muy importante que mantiene a Montenegro como líder del Grupo G con tres puntos más que Inglaterra.

Delibasic ya fue convocado con su selección para los tres partidos anteriores de la Fase de Grupos, aunque hasta ayer no jugó ningún minuto. Anoche sólo participó un cuarto de hora y no marcó, sin embargo, fue suficiente para ilusionar a la afición de un Rayo Vallecano que echaba de menos este tipo de cosas.