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domingo, 29 de mayo de 2011

EL "MVP" LE DA AL BARÇA SU 4ª CHAMPIONS

De nuevo Wembley sirvió como escenario para coronar al F.C. Barcelona como mejor equipo de Europa como ya ocurrió en 1992. Esta vez el rival no era la Sampdoria, sino un Manchester United que realmente podía poner en apuros a los azulgranas. Finalmente, los goles de Messi, Villa y Pedro, el “MVP” del Barça, hicieron insuficiente el tanto de Rooney y sirvieron para que Guardiola levantase su segunda Champions en tres años, y la cuarta en la historia “culé”.

En los días previos a la final de Champions una nube se ubicó sobre el partido, y no me refiero a la del volcán con nombre impronunciable que hizo peligrar la presencia de los miles de seguidores barcelonistas, sino al peligro que el Manchester United manifestaba con su juego.

Los chicos de Sir Alex Ferguson venían de sentenciar la Liga ante el Chelsea un par de semanas antes, y en Champions le dio un auténtico “repaso” al equipo revelación del torneo, el Schalke 04, en el paso previo a Wembley.

Lo que más se temía de los “Red Devils” eran dos cosas que tenían tres protagonistas distintos: El acierto goleador de Javier “Chicharito” Hernández y de Wayne Rooney, y la calidad que garantiza en medio campo el experimentado Ryan Giggs.

Aparte de esto, también preocupaban el talento defensivo de Fabio, la seguridad de Nemanja Vidic, el gran estado de forma de Park Ji Sung, o la velocidad de Valencia por banda derecha.

Sin embargo, todo esto quedó eclipsado por un equipo cuyo horizonte parece no tener fin.

Y es que el F.C. Barcelona sólo se vio sorprendido durante los 10 primeros minutos. El United arrancó fuerte, con balones que buscaban sin parar a las dos referencias en ataque y obligando a Víctor Valdés a emplearse a fondo ante las acometidas de “Chicharito” y Rooney.

Problema: En los primeros 8 minutos de juego Xavi no había tocado balón.
Solución: Lograr que el juego pasase por él.

Y efectivamente, cuando el de Terrassa recibió el esférico y empezó a combinar con Iniesta la cosa cambió del todo.

El esférico comenzó a correr rápidamente por todo el campo, lo cual obligó al ManU a no ser tan valiente en su planteamiento y a recular defensivamente. Buena prueba de ello es que no era extraño ver a Rooney en la frontal de su área para colaborar en labores defensivas, lo cual dejó a “Chicharito” como una isla en medio de la defensa barcelonista.

Toque, toque, más toque y Xavi ve un hueco que Pedro ocupa y que aprovecha a la perfección cuando recibió el pase y lo convirtió en el 0-1 para alegría de la mitad blaugrana de Wembley. Era el minuto 27 de encuentro, pero poco después llegó el batacazo en forma de empate.

El gran Giggs recibió un pase, entró en el área con el balón y se lo dejó a Rooney para que lo empujase a la red. 1-1 para los ingleses que debió ser anulado por fuera de juego del galés en el momento de la recepción.

Con este marcador se llegó al descanso, el cual fue un gran punto de inflexión en este choque porque en los últimos 45 minutos sólo existió el Barcelona.

Los de Pep Guardiola se mostraron tan superiores que Valdés fue un espectador de lujo en el triunfo de su equipo. El United sólo podía correr detrás del balón y defenderse con uñas y dientes para mantener la igualada el mayor tiempo posible, y luchando contra un destino que sabían que antes o después les iba a colocar un tanto por debajo en el luminoso.

La perseverancia tuvo su premio en el minuto 54 cuando Lionel Messi acudió a su cita con el gol y marcó el 2-1 con un zurdazo desde fuera del área que entró por el medio (lo cual me sorprendió) del arco defendido por Van der Sar. De aquí al final poco o nada más del conjunto de Manchester y el Barça sentenció la final con un auténtico golazo de David Villa.

El asturiano recibió en la frontal del área y colocó el balón en la escuadra rival con un disparo preciso con la diestra que resultó imposible para el veterano portero holandés, quien no pudo hacer más que ver cómo ese gol cerraba el choque y evitaba que levantase la “Orejona” en su último partido antes de retirarse.

El pitido final de Viktor Kassai confirmó la más que merecida victoria azulgrana y la cuarta Champions para sus vitrinas. Por cierto, el arbitraje me pareció correcto. De acuerdo en que falla el linier al no pitar el fuera de juego de Giggs en el gol de Rooney, pero creo que acierta al no pitar penalti ni con la mano de Evra ni con la de Villa. En mi opinión, ninguna de las dos fue voluntaria y por tanto no eran merecedoras de ser señaladas.

Para acabar, se vivió un momento muy emotivo cuando Eric Abidal levantó la Copa portando el brazalete de capitán que previamente le cedió Carles Puyol. El francés logró una gran victoria ante un rival tan duro como es la enfermedad, lo cual se personificó siendo titular en la final y levantando la “Orejona”. Este gesto y el del pasillo al Manchester United al acabar el partido demuestran la grandeza del F.C. Barcelona, un auténtico equipo.